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imagen cedida |
Mis besos apasionados se agarran a tu boca como se agarran las olas a las rocas, despacio y constantemente. Enfurecidas y ardientes. Disolviéndolas, quizá, suavemente en un latido lento y eterno de un océano límbico que reinventamos.
¡Oh cielos! Cuánto, cuánto te amo… para que mientras tanto mis dedos bailen al compás del teclado lo que te echo de menos y las ganas de verte se callen por saber que existes en la suave esperanza de mis alas de cisne volando hacia ti en un cielo poblado de jardines.
Jardines, cariño, jardines donde cosecho flores.
Flores, cariño, flores que llevo pegadas al pecho.
Pecho, cariño, pecho que es tu almohada en las noches de desvelo.
Desvelo, cariño, desvelo en las noches en que nos enredamos labio versus beso
Noches, cariño, noches en las que el tiempo se nos queda pegado en los dedos
Dedos cariño, dedos con que recorres mi cuerpo
Cuerpo cariño, cuerpo que te cedo
Cedo cariño, cedo… soy aire y por eso cedo, soy aire y te respiro o muero.