Algunas veces siento que te quiero
Cuando otras simplemente, te desprecio.
No. Eso no es cierto.
Perdona el tropezón.
Pero es que es tanto lo que te echo de menos.
Tanto lo que te alejas
Tanto lo que no veo.
Mis ojos miran a un horizonte vacío
Sin tus rizos negros
Pequeña dulce estrella milagrosa
Sin ti
El mundo está vacío.
No hay puertos donde amarrar mi destino
No hay camino.
Y no es por mí.
O es por mí.
No sé.
Pero es.
Está. forjado a fuego
Con el hierro del cariño.
Dime pequeña
¿A qué tienes miedo?
¿A quererme como merezco?
¿O a quererme demasiado?
Alguien que tiene tanto miedo de amar
Tiene mucho que dar.
Divina criatura divina
Te echo tanto de menos.
Pero sí, confieso algo que sé
Que todos estamos solos
Que no hay mentiras que valgan
Que me voy sola por estos derroteros
Que no te necesito.
Eres prescindible como cualquier cosa que no sea
Agua, comida o aliento para este mamífero.
Te dejo ir, ya que no quieres venir.
No tengo nada que enseñarte.
Sabes demasiado ya, es hora más bien de olvidar.
Quédate en paz.
8 Response to "A Dulce I"
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7 de agosto de 2010, 11:17
Es bonito, impactante, algo duro y algo pesimista...
7 de agosto de 2010, 11:36
bittersweet, bittersweet
7 de agosto de 2010, 11:40
A veces hay que decir la verdad.
Un poeta... siempre!!!
Gracias.
9 de agosto de 2010, 18:06
Precioso poema. Me pasaré a leerte.
Saludos!!
10 de agosto de 2010, 12:45
un placer doctor fronkonstein.
10 de agosto de 2010, 13:01
Quién dice que no se puede estar triste. A veces lo más razonable es estar triste.
12 de agosto de 2010, 12:29
Hay que tener experiencia emocional para aprender a dejar marchar....
12 de agosto de 2010, 15:37
Bueno, nena... POETAZA!