-Cógete el hacha, serás mayor-
Y así la niña obedeció
Con la carita rosada
Y sonrisa inocente
Los ojos grandes y únicos
Preguntaban sin cuestiones
Cómo sus manos pequeñas
Podían coger un hacha tan pesada.
La sujetó con firmeza
Los ojos, todo esperanza
La sonrisa tan graciosa
Era su cara la viva imagen del alma.
Una última mirada al padre
Un gesto, y actuó:
Soltó sin prisa un golpe
Definitivo y brutal
Un tajo grande en el árbol
Sangre de savia blanca
Manchaba el filo del hacha
Y la niña que miraba
Ahora con lascivia y rabia
Sintió en su pecho el sabor
De la fuerza del odio y del poder.
Y cuando el árbol cayó
Cayó sobre su inocencia
Destruyéndola sin pena
Y se iba ella de la mano de su padre
Orgullosa
Había sido valiente
Ya no era una niña;
Y así la niña obedeció
Con la carita rosada
Y sonrisa inocente
Los ojos grandes y únicos
Preguntaban sin cuestiones
Cómo sus manos pequeñas
Podían coger un hacha tan pesada.
La sujetó con firmeza
Los ojos, todo esperanza
La sonrisa tan graciosa
Era su cara la viva imagen del alma.
Una última mirada al padre
Un gesto, y actuó:
Soltó sin prisa un golpe
Definitivo y brutal
Un tajo grande en el árbol
Sangre de savia blanca
Manchaba el filo del hacha
Y la niña que miraba
Ahora con lascivia y rabia
Sintió en su pecho el sabor
De la fuerza del odio y del poder.
Y cuando el árbol cayó
Cayó sobre su inocencia
Destruyéndola sin pena
Y se iba ella de la mano de su padre
Orgullosa
Había sido valiente
Ya no era una niña;
Era un hombre, un depredador, o un dios...
30 de julio de 2012, 11:46
Dura. Pero interesante.
2 de agosto de 2012, 13:55
Bueno, el final grandioso.
3 de agosto de 2012, 7:14
ke bestia¡¡¡
3 de agosto de 2012, 12:10
Sí, la verdad, es dura. Ha sido un poema por encargo, un tema que a mí no se me hubiera ocurrido, sin embargo me gustó, y tampoco me disgusta el resultado.
Gracias por seguirme.